El pasado 16 de mayo, mientras guiaba a un grupo de turistas extranjeros hacia la catarata 8 de Agosto, el atractivo más visitado del Valle del Monzón, en Huánuco, Jhon Silva se encontró con una escena alarmante: árboles talados, troncos obstruyendo la caída de agua y tierra removida en la parte alta del recurso turístico. “Creíamos que se había desprendido un árbol, pero nos percatamos que estaban cortando unos señores”, relató Silva a Inforegión.
Al acercarse a los trabajadores en la zona, le informaron que pertenecían a la empresa Pacosa, subcontratada para ejecutar trabajos de electrificación. Según detalló, el objetivo es extender cables eléctricos hacia un pequeño grupo de viviendas ubicadas en la parte alta.
Intervención sin permisos ni medidas de seguridad
La preocupación de los vecinos no solo se debe al impacto ambiental visible. La catarata 8 de Agosto está registrada oficialmente como recurso turístico por la Municipalidad Distrital de Monzón y por la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo (Dircetur). Esto significa que cualquier intervención en la zona requiere permisos y evaluaciones previas. Pero, según Silva, nada de eso se ha respetado: “Esto quiere decir que estos señores han estado haciendo un trabajo no como te dicen las normas”.
Más aún, el corte de árboles de gran tamaño ha dejado en la parte alta del salto de agua troncos sueltos que podrían provocar deslizamientos. “En cualquier momento puede caer… puede haber un desprendimiento”, advirtió Silva. La situación representa un riesgo para el entorno natural y también para los visitantes.

Sin respuestas claras de las autoridades
Los vecinos aseguran haber informado del hecho a la municipalidad distrital y al centro poblado, sin obtener respuesta. También presentaron la denuncia ante la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de Tingo María, que, según indicaron, ha señalado que programará una inspección en los próximos días junto al Área Técnica Forestal (ATF), pero sin fecha definida.
Mientras tanto, los trabajos continúan. “La empresa sigue talando los árboles. Dicen que no pueden parar hasta que haya una orden de una autoridad competente”, señaló Silva. Incluso cuando la policía se acercó a la zona, los trabajadores habrían hecho caso omiso.
“El daño es irreversible”
La intervención afecta directamente la economía local, especialmente a los pequeños emprendedores turísticos de Monzón. “Nosotros tenemos negocio local que nos dan movimiento. Ahora nos vemos perjudicados porque no podemos llevar a los turistas, los pondríamos en riesgo”, explicó Silva. El flujo turístico se ha detenido por seguridad, ya que la zona no ha sido aislada ni señalizada.
Para el denunciante, el impacto ambiental es definitivo. “El daño es irreversible, porque el encargado dice: ‘Vamos a dejarlo tal cual lo hemos encontrado’. Pero los árboles ya han sido talados, y esos árboles tardaron cientos de años en crecer”, señaló.

“No estamos en contra del proceso de electrificación, pero hay formas de operar sin afectar los intereses del Estado ni de quienes vivimos del turismo”, explicó el denunciante.
Hasta el cierre de esta nota, la empresa continúa con los trabajos y la zona no ha sido declarada en riesgo ni clausurada temporalmente. La población espera una pronta acción de la Fiscalía para frenar el avance y evaluar las responsabilidades.